La depresión es un trastorno psicológico del ánimo, vivenciado con dolor y sufrimiento, tanto del paciente como de las personas de su entorno, sobre todo los familiares más cercanos.
Puede ir desde un episodio leve hasta largos períodos que revisten mayor gravedad.
El padeciente tiene un estado de ánimo habitualmente bajo, abúlico, con pérdida de la capacidad de disfrute o anhedonia y desinterés por las actividades de la vida cotidiana y gustos personales.
Suelen aparecer síntomas tales como irritabilidad, ansiedad, fatiga o pérdida de energía, problemas de sueño, insomnio o hipersomnia, cambios en el apetito, pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso, sentimientos de inutilidad y culpa y problemas de deseo sexual.
Suelen presentar síntomas cognitivos como disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, tomar decisiones, se aprecia una forma de pensar negativa más o menos generalizada, acerca de si mismo, de los demás, del entorno que los rodeas y del futuro.
Dependiendo de la gravedad del caso, la desesperanza propia de los pensamientos negativos, propician ideas de muerte o pensamientos suicidas, pudiendo intentar poner fin a su vida.
En caso de identificar estos síntomas en uno mismo o en otra persona, aconsejamos acudir en ayuda profesional, pudiendo iniciar la consulta tanto desde la psicología como de la psiquiatría. Generalmente estas dos se complementan para lograr un tratamiento eficaz.