“Ghosting” Cuando la relación virtual se rompe.

Ghosting es un término utilizado para explicar cuando una relación afectiva virtual se corta sin explicación alguna.

Las relaciones afectivas que se mantienen a través de las redes sociales, como Facebook, whatshapp, Line u otros soportes de mensajería son relaciones que se caracterizan por ser fácilmente manipulables, sobre todo cuando se establecen con personas con las que no se tiene otro tipo de contacto que no sea la redes.

Se pueden establecer lazos afectivos fuertes con figuras que no son reales, y de la misma forma que aparecen, se rompen bruscamente, ocasionando estados depresivos y ansiosos en la denominada víctima de «ghosting».

Con frecuencia las redes sociales suplantan el apoyo afectivo que debería proporcionar la familia y las amistades de toda la vida. Esto supone un gran riesgo, por cuanto se tratan normalmente de relaciones con un bajo nivel de compromiso y que se pueden romper fácilmente. Personas con graves problemas de dependencia emocional, pueden llegar a ser las que más problemas psicológicos sufran a consecuencia de una brusca ruptura de los lazos que le conectan con una persona con la que de forma continuada, durante un tiempo ha estado en contacto y ha llegado a intimar. 

Fuente de la noticia: Periódico AM León

Causas de este fenómeno

Una de las principales causas es social: nos hemos acostumbrado a mantener relaciones superficiales y a tener una postura más bien individualista.

Además, las nuevas tecnologías nos ofrecen la posibilidad de no ofrecer respuesta como respuesta, cosa a la que la gente se ha habituado. Muchas de las personas que lo practican lo ven incluso normal, estando habituados a este tipo de comportamiento. Sin embargo, salvo excepciones, suele indicar una falta de educación o bien un intento de huir de alguna relación. También se relaciona con la cada vez mayor dificultad para la empatía de las sociedades individualistas. A continuación se reflejan algunas posibles causas del ghosting.

1. Tener miedo y huir: Una de las partes implicadas puede haber hecho o dicho algo que haya dañado, ofendido o asustado a la otra, queriendo cesar inmediatamente la comunicación. Asimismo, se trata de una posible respuesta válida en casos de acoso o para terminar relaciones tóxicas. En ocasiones también puede usarse en personas que nos recuerden a dichas experiencias o a personas o situaciones que nos han hecho daño.

2. Ausencia de interés: Otra opción, mucho más frecuente, es que la persona que cesa el contacto haya perdido sin más todo interés, o que este nunca haya sido demasiado alto y no valore realmente el contacto con el otro.

3. Evitación del conflicto: Ante el miedo a hacer daño o a enfrentar las consecuencias de comunicar a la otra parte el cese de la relación, se corta abruptamente y sin previo aviso el contacto. No saber cómo afrontar lo que el otro pueda llegar a decir, o evitarse la incomodidad de ver como el otro sufre, suelen ser motivos por las que puede aparecer el ghosting. Así pues puede ser también una manera de evitar la incomodidad de ver al otro pasarlo mal. También puede existir la creencia de que este procedimiento genera menos dolor y sentimiento de rechazo en el otro.

4. Castigo: También puede entenderse como una forma un tanto inmadura de castigo. Desaparecer de la vida de alguien sin decir por qué puede ser visto como una manera de hacer daño a la otra persona y olvidarse de ella, como ocurre en algunos casos de infidelidad.

Efectos del ghosting

El ghosting es una práctica que puede tener una serie de repercusiones en quien lo padece. Si bien en el caso de alguien poco conocido o un contacto superficial no pasa de una leve molestia y enfado, pero puede resultar muy doloroso si estamos hablando de alguien a quien realmente valoramos desde hace tiempo.

La persona que queda a la expectativa del contacto puede sentir un gran dolor al ser ignorada, sintiéndose alguien despreciado. Además debe hacer frente a la incertidumbre de qué ha pasado, algo que en muchos casos se desconoce, y la ausencia de respuesta y un por qué a la situación se antoja como algo injusto y desproporcionado. En casos de relaciones largas, el sujeto puede llegar a pasar por una fase de duelo.

El ghosting deja al sujeto con la incertidumbre de qué ha pasado y si la relación se ha terminado o no, dejándolo inseguro y produciendo un dolor más prolongado. También dificulta que más adelante confíe en relaciones posteriores. Además de esto, personas que padezcan depresión, ansiedad o problemas de autoestima previos pueden ver exacerbados y confirmados sus miedos y pensamientos negativos al sentirse abandonados.

Quien cesa el contacto puede llegar a tener remordimientos, o bien puede llegar a incorporar el ghosting a su repertorio conductual (si es que no lo tenía ya) y llevarlo a cabo con más frecuencia para cesar relaciones indeseadas. Por otro lado, aquellas personas que lo llevan a cabo por miedo y evitación del conflicto no se enfrentan a dicho miedo, prolongándolo e

¿Qué hacer ante alguien que nos ignora?

El ghosting es, hoy en día, una realidad frecuente a la que muchas personas vamos a enfrentarnos tarde o temprano. Se trata de algo a lo que puede ser difícil reaccionar. Resulta recomendable que en primer lugar no saltemos a conclusiones precipitadas, puesto que al fin y al cabo puede haber pasado algo que haga que no pueda o no se vea con ganas de contestar sin por ello querer realmente desaparecer de la vida del otro. Se puede probar de mandar tras algo de tiempo un mensaje preguntando si está bien.

Sin embargo, si pasa el tiempo y la persona sigue sin contestar llega el momento de empezar a aceptar que tal vez haya perdido el interés. Se trata de reconocerlo, y (aunque pueda ser más difícil de lo que parece) tras ello dejar de intentar contactar.

Debemos procurar pensar y trabajar para darnos cuenta de que ese final no es culpa ni decisión nuestra. Si se produce en una relación que era fluida es fácil que necesitemos una explicación, pero tenemos que intentar dejar de buscársela: la otra persona no tiene ninguna intención de ofrecérnosla y tenemos que seguir con nuestra vida. Es importante también que no identifiquemos ese comportamiento como algo normal, y que procuremos que este hecho no condicione futuras relaciones: no todo el mundo nos va a hacer lo mismo. Y aunque inicialmente podemos llegar a sentirnos muy mal, es recomendable no dejar de hacer actividades ni encerrarse, sino seguir persiguiendo nuestros objetivos y intentando disfrutar de nuestro ocio.

Fuente: Oscar Castillero Mimenza – Psicólogo en Barcelona – Publicada en Psicología y Mente