¿Continuamos juntos o nos separamos…? ¿Cuál es la mejor opción?

Según una estadística realizada en Argentina, una de cada tres parejas que contraen matrimonio, se divorcia; intentando por esta vía, dar una solución a sus conflictos.

¿Quién no habrá pensado alguna vez en esta opción, como alternativa para solucionar los problemas de pareja…? Lo que hace 30 años atrás era casi impensable, hoy parece ser el camino de muchos.

No por ser la decisión más cómoda, es la menos dolorosa… En torno a la separación, se generan otros inconvenientes que prontamente se presentarán afectando no sólo a la pareja, sino también a las diversas relaciones que ésta establece: desde las más preciadas como las sostenidas con los hijos, hasta aquéllas que involucran al resto de la familia y amigos. A esto se añaden otros aspectos que incluyen desde la división de bienes, hasta el dolor anímico que acompañará a cada individuo por el resto de su vida. El divorcio se torna en una experiencia traumática, que en muchos casos, condicionará la nueva relación que pueda darse en el futuro.

Pensemos por un momento en que, si es la metodología más usada en estos tiempos, es posible que tenga relación con los parámetros sociales con que se maneja la vida en todas sus áreas. Por ejemplo, la rapidez con que se vive cada día, el consumismo y el exitismo, entre otros, nos empujan a tomar soluciones rápidas y bien vistas por la mayoría, que sanciona lo que está bien en estos tiempos.

A menudo escuchamos dos posiciones frente al callejón sin salida del agravado conflicto matrimonial: “Me separo” o “Hay que aguantar…”.

¿Habrá otras alternativas? Por supuesto que sí, y no hace falta “morir en el intento”.

La ciencia nos deslumbra en su avance acelerado, y la psicología como tal, ha investigado sobre las causales de las dificultades dentro de tales relaciones, y ha creado herramientas para dar soluciones reales a los problemas propios de las parejas, así como a los factores externos que atentan contra ellas.

Unas pocas sugerencias para empezar a pensar en la solución definitiva:

1- Si es posible, intente resolver el conflicto de forma progresiva. No es conveniente tomar decisiones permanentes en medio del conflicto, a menos que sean imprescindibles.

2- Busque un mínimo de intereses comunes, de puntos de encuentro, con voluntad de negociación.

3- Mantenga, durante todo el proceso de resolución del problema, la disponibilidad hacia una solución, la convicción de la conveniencia de dicha solución, la cooperación frente a la confrontación, el valor y la legitimidad de todas las propuestas, opiniones o sentimientos, la confianza y estima que merece su pareja, y la actitud de ceder para pretender que el otro también ceda.

Consultar a un profesional, será una experiencia aliviadora y un camino más auténtico para tomar decisiones tan importantes en la vida.

Lic. Ariel Ambrosi
Psicólogo

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